Una de las demandas más frecuentes en terapia sexual de pareja son las diferencias que cada un@ siente respecto al DESEO, independientemente de cual sea su orientación sexual.
Suele ocurrir al inicio de las relaciones, que la mayoría de parejas sienten mucho deseo y el sexo aparece a todas horas con muchísima facilidad e intensidad. El lenguaje del cuerpo, el placer, la atracción, el deseo… son los protagonistas del enamoramiento. Pero el enamoramiento tiene fecha de caducidad, su duración oscila entre seis y dieciocho meses y es entonces cuando la realidad se acaba imponiendo.
Esta realidad significa que recuperamos el deseo sexual que nos define y la mayoría de las veces no concuerda con el de mi pareja. Y aunque esto es normal, aparecen los conflictos. Much@s piensan que ya no les gusta su pareja, o erróneamente creen que la han dejado de querer, incluso puede que sientan atracción por otras personas (cosa que no ocurría durante el enamoramiento) y acabe de confirmar sus miedos.
Cuando hay disparidad en el deseo, muchas veces se instala en la pareja un malestar de fondo que nos recuerda que algo está mal. La persona que siente más deseo, muchas veces se siente estafada, enfadada, poco querida y deseada. Y según maneje su frustración, puede ocurrir que la otra parte se sienta atosigada, responsable de que la relación sexual funcione mal, puede incluso temer que su pareja le deje o se acueste con otras personas… Lo que la mayoría de las veces agrava el conflicto original.