Cuando alguien comienza un proceso de terapia, comienza sin darse cuenta un viaje hacia el encuentro de sí mismo. Realizamos este viaje con mucho cuidado, acompañando a cada persona a descubrir las capas más profundas de su experiencia emocional y psíquica y encontrar aquello que le perturba, que le desequilibra.
Es a partir de identificar las fuentes que nos generan dolor y sufrimiento que nos podemos responsabilizar de ellas para, de este modo, desarrollar estrategias y nuevas “maneras de hacer” que no limiten nuestro crecimiento y que estén más alineadas con nuestros valores y deseos.