Terapia sexual en pareja

Por una sexualidad sana y sabia

Una de las demandas más frecuentes en terapia sexual de pareja son las diferencias que cada un@ siente respecto al DESEO, independientemente de cual sea su orientación sexual.

Suele ocurrir al inicio de las relaciones, que la mayoría de parejas sienten mucho deseo y el sexo aparece a todas horas con muchísima facilidad e intensidad. El lenguaje del cuerpo, el placer, la atracción, el deseo… son los protagonistas del enamoramiento. Pero el enamoramiento tiene fecha de caducidad, su duración oscila entre seis y dieciocho meses y es entonces cuando la realidad se acaba imponiendo.

Esta realidad significa que recuperamos el deseo sexual que nos define y la mayoría de las veces no concuerda con el de mi pareja. Y aunque esto es normal, aparecen los conflictos. Much@s piensan que ya no les gusta su pareja, o erróneamente creen que la han dejado de querer, incluso puede que sientan atracción por otras personas (cosa que no ocurría durante el enamoramiento) y acabe de confirmar sus miedos.

Cuando hay disparidad en el deseo, muchas veces se instala en la pareja un malestar de fondo que nos recuerda que algo está mal. La persona que siente más deseo, muchas veces se siente estafada, enfadada, poco querida y deseada. Y según maneje su frustración, puede ocurrir que la otra parte se sienta atosigada, responsable de que la relación sexual funcione mal, puede incluso temer que su pareja le deje o se acueste con otras personas… Lo que la mayoría de las veces agrava el conflicto original.

También la RUTINA mata el deseo, sobretodo en parejas de larga duración. En ocasiones, es una aliada que nos da seguridad pero en la mayoría de ocasiones (o personas) nos acaba aburriendo, limita nuestra sexualidad y acaba afectando al deseo. Es cierto que, aunque tengamos muchos años de relación, el encuentro sexual es el escenario donde más vulnerables nos sentimos, sobre todo las mujeres por los siglos de represión que llevamos a cuestas. Liberarnos de tabúes, construir una sexualidad a medida con nuestr@ compañer@, poder legitimar deseos, atrevernos a explorarnos… nos otorga una calidad y una complicidad entre amb@s que va más allá de la relación sexual

La EXPECTATIVA de las relaciones sexuales también afecta a la sexualidad en la pareja. En una sociedad coitocéntrica como la nuestra la fantasía es, que una relación sexual SATISFACTORIA es aquella q termina en penetración y orgasmo. Partir de esta premisa condena la sexualidad a un patrón muy determinado en el que en ocasiones no queremos o no nos apetece entrar. Ampliar la mirada, permitir otros estímulos, darnos permiso para experimentar, pedirle al/la otr@ lo que nos gusta, gestionar la vergüenza… nos ayuda a romper ese patrón tan exigente que la mayoría de las veces nos aleja de la sexualidad generando un caldo de cultivo tóxico para la relación.

Mientras que la novedad, la incertidumbre, la sorpresa, la espontaneidad son amigas del deseo; lo predecible, repetitivo, monótono puede acabar con él.

Construir una sexualidad sana y sabia depende mucho de nosotr@s.